No será fácil olvidar este año que pronto concluirá. Durante todo él estamos conviviendo con el bicho, no hay forma de quitárnoslo de encima. Nos anuncian nuevas cepas, nuevas olas, nuevas restricciones, más vacunas, ahora la tercera, quizás por aquello de que no hay dos sin tres. La mascarilla, y ahora, por si fuera poco, el pasaporte, que trae por la calle de la amargura, sobre todo al gremio de la hostelería, el gran sufridor. De pronto surge el volcán de la isla de La Palma, tragedia donde las haya, que no cesa de atormentar a sus habitantes. Luego nos vienen las lluvias, que han causado estragos y muchos daños. De comentar también los tornados de USA, los mayores de su historia; catástrofe sin precedentes que, al cogernos tan lejos, quita hierro a nuestra tristeza. En fin, un año donde no hemos levantado cabeza, y que lo terminamos suprimiendo festejos para mayor inri. De cualquier forma, hemos de felicitarnos la Navidad y pedir con todas nuestras fuerzas que el próximo año no sea peor.