Durante cientos de años el uso de inmigrantes para influir en la política de un territorio o de un estado ha sido muy efectiva y servía para que los intereses del país emisor, normalmente metrópolis coloniales, creasen y perpetuasen el modelo colonial para conseguir sus fines. Pero en la actualidad, cuando los países democráticos toman medidas y sanciones internacionales contra regímenes totalitarios, estos actúan intentando desestabilizar estos países democráticos con la promoción de grupos internos contrarios al estado donde se encuentran, generando condiciones de tensión entre países con amenazas diplomáticas, económicas, o enviando inmigrantes provenientes de países en guerra.Lo hemos visto con las acciones tomadas por Marruecos y Turquía, que quieren utilizar a los inmigrantes por fines políticos, y más recientemente con Bielorrusia.La situación en la frontera entre Bielorrusia, los estados Bálticos y Polonia es insostenible. El uso de inmigrantes por parte de Bielorrusia para influir en la Unión Europea es muy grave, ya que Bielorrusia lo hace para perpetuar la dictadura de Alexander Lukashenko en el poder, y emplea inmigrantes lejanos a Bielorrusia que huyen de la pobreza y la inestabilidad de sus países y se encuentran usados por un régimen totalitario que no mejorará sus condiciones de vida sino que cuando no le sean necesarios prescindirá de ellos.¿Dónde está el sentido de humanidad en todo esto?