Si nos referimos a la estatura, nos dicen que a partir de cumplir cuarenta años, cada diez años se reduce nuestra talla un centímetro, con lo que al cumplir noventa medimos cinco centímetros menos. Pero utilizamos también esta expresión cuando por ejemplo un político se equivoca al votar, y en lugar de dar un no, da un sí, decimos que no da la talla sin entrar a analizar su estatura. La guerra, por ejemplo, es un conflicto social que se da cuando los dirigentes políticos no dan la talla, que hacen que dos o más pueblos se enfrenten de manera violenta mediante el uso de las armas, con resultados de muertes y considerables daños materiales. Hoy en día, uno de los dirigentes de un poderoso país, su estatura da justo la talla, confiando que su intelecto sí la dé y pueda evitarse una confrontación bélica de magnitud terrorífica. Dada su gran trascendencia, lo que más hemos de exigir a nuestros políticos es que deben dar la talla.