El pasado 24 de febrero se materializaron los peores pronósticos y comenzó la invasión de Ucrania decidida por Vladimir Putin. El poder militar ruso caía a plomo sobre Ucrania y se iniciaba un éxodo que hoy alcanza a unos diez millones de personas que han tenido que abandonar sus ciudades, sus casas y en muchas ocasiones a varios de sus familiares.Las guerras provocan graves catástrofes humanitarias. En el caso de Ucrania son millones las personas que han sido convertidos en refugiados, y cientos de miles los que viven rehenes del poder militar ruso. Algunas ciudades, de las que la mayoría de los europeos no teníamos conocimiento hasta hace un mes, son hoy símbolos de coraje y resistencia. Chernígov, Sarni y Mariúpol son ciudades devastadas, pero son ciudades que resisten, aunque sea difícil saber hasta cuándo. Les falta agua, suministro eléctrico, gas, alimentos y medicinas. Y a pesar de todo los ucranianos no contemplan la rendición.