Leí con tristeza el artículo de Javier Vizcaíno del domingo día 24. Suelo leer su columna y, aunque no siempre estoy de acuerdo con lo que en ella se dice, considero que suele ser acertada y valiente. Vaya también por delante que tengo a la guerra de Ucrania como uno de los horrores de este siglo, y coincido con Javier en que es la más cercana, que nos jugamos mucho y que hay que ayudarles con todos los medios a nuestro alcance. Por desgracia, en el artículo se equipara a los que se oponen a la ayuda con Ucrania con los que la pedimos también para esas otras guerras silenciadas que contabilizan millones de víctimas. El desafortunado menosprecio a esos conflictos olvidados es una ofensa añadida para sus víctimas y para los que denunciamos el silencio y la inactividad de nuestros gobiernos. En esas guerras también nos jugamos mucho, además de nuestra dignidad.El jefe de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, decía hace dos semanas refiriéndose a la guerra de Ucrania: “No sé si el mundo realmente presta la misma atención a las vidas de los blancos y los negros”, “Ni siquiera una fracción de ella se le da a Tigray [en Etiopía], Yemen, Afganistán y Siria y el resto. Una fracción”. Siguiendo la lógica del artículo citado habría que pensar que Tedros Adhanom es antisistema o pro-Putin, pero no, simplemente es humano, negro y natural de Tigray.Dos ejemplos de la terrible desinformación y manipulación que sufrimos en este tema:Hace un mes (25-3-2022) un programa de radio líder de audiencia aconsejaba a un oyente ir de vacaciones al norte de Etiopía ignorando que hace año y medio (el 3-12-2022) se inició una horrorosa guerra y un bloqueo total utilizando el hambre como arma de guerra. La semana pasada el hospital de Mekelle, único todavía operativo, anunció que no admitirá a ningún paciente que no pueda llevar su propia comida, sencillamente porque ya no les queda nada. Ni los periodistas de un programa puntero se enteran. Terrible.Otro ejemplo. La muerte de la cooperante española María Hernández, de Médicos Sin Fronteras, asesinada en Tigray el 12 de agosto de 2021 fue recogida por la prensa española quedando en el aire la autoría del mismo. El 18 de marzo el New York Times, en un reportaje de investigación publicó las terribles circunstancias de su asesinato. Ha pasado mes y medio y ninguna reseña en la prensa española. Desolador.Javier. Creo que no era tu intención menospreciar e ignorar tanto sufrimiento. Espero que pienses en ello y poder ver reflejada alguna de tus reflexiones en un futuro artículo.Un saludo,