Se atribuye a Cayo Julio César la frase “Beati Hispani quibus vivere bibere est”, algo así como “Dichosos los hispanos, para quienes vivir es beber.” Lo decía el Imperator debido a que en Hispania el fonema asociado a la grafía V se pronunciaba de forma idéntica al asociado a la B (en latín itálico, la V sonaba como nuestra U actual) y porque -imagino- ya por entonces presentaríamos los iberos cierta tendencia a la dipsomanía. La frase está de plena actualidad en Madrid, donde la libertad se identifica con tomarse una caña después del trabajo o con rechazar las recomendaciones de suprimir el consumo de alcohol asociado a la dieta mediterránea como parte del plan de promoción de hábitos cardiosaludables. Imagino que cuando, por mantener un régimen impositivo ridículamente bajo, se deriva cada vez más la atención a la sanidad privada en detrimento de la pública, esto de las cardiopatías preocupa un poco menos a la administración; además, suprimir -como ha anunciado el portavoz Ossorio- el 10% de los trenes de metro debido al coste de la electricidad (y cuya solución parece pasar también por nuevas bajadas de impuestos -¿?- en lugar de por haber contratado en su momento un precio fijo, como otras comunidades autónomas), promueve el ejercicio físico de los ciudadanos en sus desplazamientos, lo que muy bien puede compensar esa caña o ese vinito de más en las arterias.A ver cuánto tarda la maquinaria de Miguel Ángel Rodríguez en vender estos recortes como una apuesta más por la libertad. ¿Que no se atreverán?... Isabel, sujétame el cubata.