Me llamo Álex y nací el 26 de marzo en una familia monoparental. Mi mamá me va a poder cuidar durante 17 semanas antes de empezar la Escuela Infantil donde voy a ser el más chiquitín. Si hubiera nacido en una familia con dos progenitores, podrían turnarse y cuidarme durante 28 semanas. Por eso mi mamá, al igual que otras muchas, ha pedido al Departamento para el que trabaja cuidarme esas 11 semanas más, pero le han dicho que no. Ahora ha enviado un recurso de alzada exponiendo las leyes en las que se basa para demostrar que es una injusticia que no me pueda cuidar las 28 semanas. Aunque quizás esta sea también la primera de las injusticias: tener que navegar en textos legales para demostrar lo evidente. ¿O acaso no es innegable que todos los recién nacidos, sin discriminación alguna, deberíamos poder ser cuidados durante el mismo periodo de tiempo? ¿Alguien en su sano juicio es capaz de mirar a los ojos a un bebé y sostener que por haber nacido en una familia monoparental le asisten menos derechos? 

Pero lo más irónico de todo, en mi caso, es que el Departamento de Educación (sí, para ese Departamento trabaja mi mamá) se enorgullece de un Programa que se llama "Skolae, un itinerario para aprender a vivir en igualdad". En dicho programa se menciona que uno de los aprendizajes es el de "la crítica y responsabilidad frente a la desigualdad". Cuando yo empiece el cole mi tutor o tutora tendrá que aplicar este Programa y explicarnos, dentro del eje 4, que existen diferentes modelos de familia y que todas somos iguales y tenemos los mismos derechos. A ver cómo le digo yo a mi profe que eso no es del todo verdad, que cuando alguien nace en el seno de una familia monoparental, la igualdad es tan solo una mera cuestión teórica, una pose insustancial que en realidad no busca la transformación de las injusticias, sino la reproducción de las mismas a través de una maraña de silencios administrativos y textos legales.

Por eso, pido a las personas que competan en el Departamento que tomen medidas  para que todo esto que se menciona en el programa Skolae sea una realidad. Mientras tanto, mi mamá como maestra, también tendrá que aplicar el programa Skolae en su aula. Intentará, de este modo, enseñar a sus alumnos y alumnas "a identificar las desigualdades y enfrentarse a ellas". Yo le digo, a mi manera, que no tire ahora la toalla, que no se deje abrumar por esos laberintos que tejen los burócratas, porque si lo hace, si desespera en el intento, si se deja llevar por la comodidad o por el agotamiento, entonces, ¿cómo les va a enseñar a sus alumnos y alumnas a perseverar en la búsqueda de la justicia? ¿Cómo les va a transmitir que merece la pena desvelar las desigualdades y responsabilizarse con el cambio? 

Ella cree que no, pero a veces intuyo en su mirada ese gesto de impotencia, esa mueca que se os pone a los adultos cuando alguien os niega un derecho evidente, y entonces es como si me preguntara: "Álex, ¿es que nadie va a hacer nada?".