El borrador del reglamento de modificación de la jornada escolar que ha sido presentado para este curso desde el Departamento de Educación que preside Gimeno ha sido recibido con disgusto e indignación en los centros públicos que aquí representamos.

El compromiso adquirido tan firmemente en la reunión celebrada con nosotros el pasado mes de enero se lo ha llevado el viento y ha puesto de manifiesto que lo expresado en esta materia hasta ahora no han sido más que palabras baratas.

Que el 21 de noviembre se haga eco de esta decisión del consejero de cara a los medios es evidente que los sitúa en un contexto de cara a la precampaña electoral.

Durante estos largos meses, y a pesar de nuestra reiterada disposición y voluntad de trabajar, han sido inútiles todos los pasos y esfuerzos dados.

No han tenido en cuenta nuestra demanda para modificar el horario escolar mediante una mayoría simple de los participantes. Tampoco del cumplimiento de las recomendaciones del Defensor del Pueblo.

Bajo el pretexto de que la Lomloe exige mayorías cualificadas, además de lo que en el borrador de convocatoria de este año se va a considerar como horario lectivo las actividades extraescolares impartir por los centros, no vemos grandes cambios más allá de los cambios de fecha.

Tal y como reconoce el propio Departamento de Educación, las nuevas jornadas constituyen ya una amplia mayoría de casi todos los centros escolares actuales y debe dejar de tener carácter extraordinario.

Pero parece que, como tenemos las elecciones por delante, han hecho sus cálculos para dar una respuesta tibia en lugar de abordar el asunto con la seriedad y la firmeza necesarias. Esperando que todos quedemos satisfechos.

Desde nuestro grupo queríamos pedir a Olentzero y Mari Domingi que dejaran carbón para el Departamento de Educación. Porque sabemos que, a diferencia de los políticos, al menos ellos cumplirán su palabra.

*Firman esta carta: Ilazki Baratze Baqué, Izaskun Martinez Alkat y Pablo García González, del Grupo de familias ‘Cambio de jornada mediante mayoría simple. Hacia una votación democrática’