En estas fechas, todos los vientos arrastran voces que nos desean felicidad. Todo parece alinearse para que de repente nos entren unas irresistibles ganas de desear a los demás y a uno/a mismo/a felicidad eterna. Feliz día, feliz semana, felices fiestas, feliz año, feliz vida. Es como si la felicidad se convirtiera en el objetivo más preciado, el más difícil, El Dorado que hay que encontrar para que la vida de uno sea realmente vida. Pareciera como si no alcanzar la felicidad fuese el mayor de los fracasos personales. Y ahí, en ese afán incansable de búsqueda, nos venden lo que quieren haciéndonos pensar qué es lo que queremos.

Al hacer repaso, no ya de toda la vida que sería largo y complejo, sino del año que hemos finalizado, enumeramos lo vivido, cómo lo hemos pasado y al hacer el balance final es muy probable que no podamos decir que hemos sido felices, tampoco infelices. Ha habido momentos buenos, momentos malos y otros que se quedan en el limbo de ni tan mal, ni de tan bien… Si se es una persona afable, de ánimo discretamente positivo y con una actitud de recomponerse ante las adversidades, se busca el bienestar y la felicidad.

Es difícil mantener el equilibrio en lo personal, en lo laboral, en lo económico, en lo emocional, en la salud, en la intimidad, en la sociabilidad, etcétera, para que el bienestar se mantenga. Se hacen auténticos esfuerzos diarios para que no se quiebre ninguna de esas patas que nos sustentan, pero siempre o casi siempre hay imprevistos, situaciones externas incontrolables que trastocan todo y a todos, empujándote hacia el lado oscuro de la vida. Más vale que las mareas de la misma vida nos arrastran de nuevo a la orilla de la luz.

¿Y la felicidad? El psicólogo Víctor Amat defiende que la presión por ser feliz lleva a la tristeza, ya que no conseguir ser feliz te genera una insatisfacción muy grande. Y añade, “la vida no está hecha para que seamos felices, al contrario, de lo que va es de afrontar dificultades”. Esto de vivir es una pelea continua y es cierto que en diversas situaciones uno, una, se siente feliz, claro que sí, pero son eso, momentos efímeros muy intensos, que nos dan un regusto maravilloso cuando los recordamos, pero que resulta complicado repetirlos con la asiduidad que desearíamos. Nos tenemos que conformar con eso, con tener la suerte de vivirlos de vez en cuando para que nos mantenga la llama del deseo activo.

Por eso, al hacer balance del año, si sacamos la conclusión de que en líneas generales ha sido un buen año, es que ha pesado la parte buena sobre la mala, aunque esta última siempre compite hasta el final por inclinar la balanza hacia su lado. En esta lucha diaria, la gota que colma el ojo es muchas veces de tristeza, de pena, de dolor, de rabia, pero también de alegría, de gozo, de risa incontrolable. Esa gota que se ha escurrido lentamente por la cara en multitud de ocasiones es la que con su salida consigue expresar la máxima humanidad reflejada en el amor. Porque el amor es lo que nos mantiene vivos.

Oigo a mucha gente de mi generación decir que el enamoramiento pasó y tan solo queda el cariño y el respeto mutuo. Llamarle como queráis, pero cuando se comparte vida con alguien, lo que realmente se comparte es la intimidad y como dice la escritora Rosa Montero, en su libro La ridícula idea de no volver a verte, “el amor consiste en encontrar a alguien con quien compartir tus rarezas”, porque todos somos muy raros y hay que aguantarnos mucho. Quizás lo más grande que tenemos es compartir con alguien que se alinee en nuestra intimidad y que naturalice nuestras rarezas.

Cuando hacemos balance de cómo nos ha ido el año y nos decimos, después de todo ha sido un buen año, miremos a nuestro alrededor porque una parte importante de ese resultado es la gente que nos quiere y la tenemos cerca, al lado.

Por todo ello, yo os deseo un buen día, una buena semana, unas buenas fiestas, un buen año y una buena vida. Ojalá lo podamos conseguir. Seguid en la batalla de la vida y suerte, que también se necesita para no romper el equilibrio y para tener esos momentos de plenitud.