Leo habitualmente los artículos que Uds. escriben en este diario. En el del pasado domingo el filósofo planteaba un decálogo para comprender la política. Su octavo mandamiento decía que ésta debe respetar unos mínimos morales. Afirma que deberíamos exigir a nuestros representantes que traten de convencernos de lo conveniente, pero que desconfiemos de quien abusa de los calificativos morales.

Unas páginas antes Santiago Cervera en su columna que titula Republicanismo hablaba de la mezquindad por despedida. Ahora, retirado de la política, no sigue el consejo del filósofo Innerarity porque reparte calificativos sin misericordia.

Comienza por acusar a Javier Esparza de exhibir “chulería superlativa”. No es este santo de mi devoción, pero me indigna la poca categoría personal queriendo hacer una crítica política a base de insultos.

Dice sobre la chulería que, “cualquiera diría que se le ha pegado del propio Pedro Sánchez”. Añade el calificativo de “pozaleros” al ministro Bolaños y a Santos Cerdán.

Como se acercan las autonómicas y municipales la emprende con el alcalde Maya, que tampoco es santo de mi devoción. De los concejales Alonso y García Barberena reconoce “no tener ni idea de cómo ha sido su desempeño como munícipes”, Sin embargo, les ensalza a continuación como gestores de Movilidad y Cultura.

Continúa acusando a Maya de “mezquindad y de un cese vengativo”. Extiende además el calificativo de “rutilante villanía” al partido UPN del que tampoco me declaro simpatizante.

Redondea su opinión sobre el alcalde llamándolo “sicario del esparcismo”. Le imputa de “prestarse a este tipo de mendacidades propias de la política suburbial”. Suburbios son los barrios económicamente bajos. No le gustan al señor Cervera.

La emprende con la Reforma Laboral y dice que “sólo ha servido para la proyección política de Yolanda Díaz y la falsificación de los registros oficiales del paro”. Dice que en 2011 “se quiso que el Partido Popular de Navarra fuera visto como ajeno y antipático en Navarra”. Quedó el quinto en las preferencias de los votantes.

Ahora cree que el PPN es capaz de atraer fichajes y que no debemos calificar de “tránsfugas o poltroneros” a Sayas y Adanero.

Le juego un café a que no mejoran sus resultados del 2011. Por no verlo se lo dejaré pagado, señor Cervera.