Los jóvenes de hoy tenemos una visión muy diferente en lo que se refiere al matrimonio. Independientemente de la orientación sexual, en el siglo XXI la tendencia es postergarlo, ya no lo vemos como un estereotipo a seguir, como lo venían haciendo generaciones anteriores.

Pero es que nada es lo mismo, los jóvenes hoy en día regularmente tenemos sexo a edades más tempranas y entramos y salimos de casa sin dar demasiadas explicaciones. Por supuesto, la situación económica y la priorización de la vida laboral también han influido. A muchos, sencillamente, el matrimonio les da miedo. A pesar de las múltiples razones que podemos encontrar, muchos no necesitan una razón para no querer algo, es su vida y ellos deciden cómo vivirla. Al fin y al cabo, es una manifestación de la cultura de libertad, independencia y búsqueda de la felicidad.

En las generaciones anteriores eran señalados entre el grupo de amigos todos aquellos que tomaban la decisión de vivir en pareja o solos y no casarse. En el presente, me enfrento a todo lo contrario; ahora soy yo la rara entre mis amigas por querer casarse y cumplir ese sueño de vestirme de novia. ¿Qué si ese sueño se debe a los cuentos y películas que han hecho que idealice el amor? Puede ser, pero ese es otro tema.

*La autora es estudiante de Grado de Comunicación