Acabo de asistir a la entrega de los premios @unicef, he escuchado emocionado tres voces admirables que nos gritan la dirección correcta por la que transitar como seres humanos.
- Premio Transforma. Al equipo de la unidad de cardiología del hospital de La Paz de Madrid, volcados en lograr la supervivencia y el pleno desarrollo de niños/as con unos resultados de éxito cercanía al 98%, un lujo de la sanidad pública, un equipo de héroes y heroínas que nos colocan en la vanguardia mundial de las cosas que importan.
- Premio Comunica. A Alexia Columba Jerez, periodista premiada por el reportaje Los descargan como cadáveres y se quedan toda la vida que profundiza en la situación de los niños y niñas en los orfanatos de Ucrania. Alexia nos ha emocionado a todos con su narración desgarradora y sincera que nos ha interpelado y provocado un nudo en la garganta que os juro aquí sigue.
- Premio Joaquín Ruiz-Giménez. A Shabana Basij-Rasikh por su ejemplar trayectoria vital y profesional en la defensa de los derechos de la infancia, y en concreto en los derechos de la educación de las niñas.
Cuando alguien me diga que tal cosa es difícil de conseguir, le contaré la aventura de esta pequeña mujer que en agosto del 21, tras la vuelta de los talibanes al poder en Afganistán, lideró la evacuación de la comunidad de su escuela de niñas y hoy ha restablecido su trabajo en Ruanda proporcionando a esas niñas un entorno de aprendizaje seguro, un lugar donde puedan convertirse en pensadoras críticas y futuras líderes que reconquisten su país.
Pero, desgraciadamente, al salir leo los primeros artículos del evento y hablan del color del vestido de la reina, y pienso que si estos periodistas han estado dentro del acto de entrega y han escuchado lo mismo que yo y nos cuentan el color de un vestido de una de las asistentes es que no tienen corazón, ni vergüenza, y son unos irresponsables a los que, como decía Camus, desprecio porque podían hacerlo y no lo hicieron.
*Pte Unicef Comité Navarra