Hace cosa de 8 años me diagnosticaron una enfermedad mental, la cual no me impide hacer vida normal. Hace 3 meses me integré en la asociación deportiva Mendillorri, una asociación sin ánimo de lucro, pues un buen día me comentaron que había sido cesada, cuando los padres, madres y los jugadores estaban todos contentos.

La excusa que me pusieron era que no participaba lo suficiente en los entrenamientos cuya causa eso era falso. Nunca jamás me había ocurrido esto. Pero en el siglo veintiuno que estamos, cómo en esta sociedad todavía puede suceder semejante rechazo, cuando somos igual que todos en la sociedad. Somos humanos y hay gente que nos pone barreras a la hora de realizar cosas o tener un trabajo como otra persona cualquiera. 

Yo desde el año 2018 soy usuaria de Elkarkide, centro ocupacional de Aranzadi, allí hacemos tareas de huerta. Yo no sabía lo que era eso hasta que me recomendaron ir a ese centro. Desde entoces estoy muy bien allí, no ponen barreras, todos somos iguales y nos tratan a todos por igual.

Quiero hacer un llamamiento ya que el 10 de octubre es el Día de la Salud Mental. Somos personas, no somos parásitos, basta ya de barreras y de estigmas que ya es hora de que la sociedad se dé cuenta de que tener una enfermedad mental es como el que tiene colesterol, diabetes o Alzheimer.