Me preocupa la violencia hacia los niños y las niñas independientemente de su origen, clase social y la cultura que tengan. Los niños y niñas son inocentes y no entienden de maldad de muchas personas más mayores y con más picardía que ellos y ellas. A un niño o niña se le engaña fácil, se le manipula fácil y es muy triste cómo muchos adultos tratan de tapar sus malas acciones con una sonrisa.
La sonrisa es a veces cruel, mentira y duele. Los niños y las niñas que caen en mundos oscuros no tienen la culpa, son los adultos los que crean el mayor sufrimiento ya sea en colegios, en padres y madres consumidores y consumidoras de drogas, en explotación infantil y daño doloso. Se necesitan leyes nuevas para la protección de los niños y niñas y que crezcan sanos y salvos.