El ordenador me dificulta cada vez más concentrarme en las clases de la universidad. Parece que cada vez que abro mi dispositivo, me atrapa en un laberinto interminable de enlaces, notificaciones y vídeos que llaman mi atención. Las tentaciones del ordenador llevan a un círculo vicioso, ya que, mientras el profesor trata de transmitir información y hace preguntas, todo el mundo está centrado en sus asuntos y se queda callado, creando una dinámica muy incómoda y poco participativa. En EEUU ya han implementado políticas para erradicar los ordenadores en las aulas y sustituirlos por papel y boli, lo que puede ser una buena opción para mejorar el aprendizaje universitario. La paradoja es que el ordenador es la herramienta que debería facilitar la productividad, pero a menudo se convierte en su principal obstáculo.