El miércoles por la tarde, al ver que Jesús Mari Sansiñena Martiarena no volvía a casa, llamamos al 112 y obtuvimos una respuesta inmediata. La Policía Foral vino a casa y en breve comenzó la movilización: la Policía Foral, los bomberos, los municipales,... y por nuestra parte, la difusión de la desaparición entre los contactos. 

Nos hemos quedado sorprendidos y emocionados con la respuesta de la gente. En un instante, ver gente de diferentes pueblos de Baztan a nuestro alrededor, no tiene palabras. Todas y todos a buscar a Jesús Mari, con linternas y focos hacia el monte Urballo, con la oscuridad y el frío de la noche, dejando la casa y el resto de planes, sin saber con qué se encontrarían en el monte. Llamadas, watsap, “¿qué puedo hacer?”, “cojo el coche y voy”, ufff... 

Terrible, bella, emotiva, bua,... ¿Con qué palabra se expresa esta emoción? No sabemos, pero en nombre de toda la familia, ¡gracias de corazón a todas y todos los que habéis estado con nosotros de una manera u otra, así como a los cuerpos de Policía Foral, Bomberos y Municipales, por el trabajo realizado a la hora de encauzar y coordinar la situación, txapela kentzeko modukoa! 

A la hora de escribir estas líneas somos afortunados, porque lo único que nos ha quedado en el cuerpo ha sido el susto. Jesús Mari está bien, reponiendo fuerzas en casa. De nuevo, y siempre que sea necesario, ¡milesker denei, biba zuek!