Cuando se habla de reparar el daño causado de las víctimas de ETA parece ser que solamente ellas son las únicas víctimas que tienen derecho de hablar éticamente del dolor y daño causado. Fui víctima de abusos policiales y torturas, reconocido como víctima este junio de 2024 por el Departamento de Paz y Convivencia del Gobierno de Navarra.

Estuve 72 horas incomunicado, en las que se me aplicaron torturas crueles e inhumanas del 3 al 6 de noviembre del 83. Una de las “personas” que me torturó fue el policía llamado “El mejicano”. De esas torturas se me declararon dos enfermedades mentales más de las que tenía desde los 9 años, que son agorafobia y pesadillas recurrentes nocturnas

Mi caso no es único, sino un eslabón más de los miles de compañeros y compañeras torturados en la pseudodemocracia. A nosotros nadie nos ha pedido perdón ni arrepentimiento por el daño causado, ni por las secuelas físicas ni psicológicas que nos ha dejado la tortura

Simplemente seguimos siendo para ciertos partidos políticos los filoetarras de hace 12 años con ETA ya desaparecida. Lo que quiero transmitir con estas reflexiones es que hoy hay gente a la que nunca nos perdonarán nuestra militancia, que hay gente que nunca será capaz de dar el paso de pedirnos perdón por abuso de poder, por las torturas, cuando está reconocido por la ONU que la tortura es ilegal y más aplicada por los estados democráticos. Es denunciable

Para finalizar decir que nunca me he reprobado mis actos. Y si lo tengo que hacer algún día lo haré cuando se repruebe los suyos tanto la Policía como los gobiernos consecutivos que a través de los años se han dedicado a reprimir con maldad en la calle, en comisarías, etcétera, al pueblo vasco.