Esta no es una carta que hable sobre la factura de la luz. Sin embargo, es una invitación para iluminarnos un poco.
La teoría de que cuando perdemos un sentido, los otros ganan fuerza, está ahí, pero, ¿y la práctica? Esta llamada a que cerremos las luces para abrir los ojos es para pretender que somos invidentes y así darnos cuenta de que no solamente podríamos escuchar, saborear, oler o incluso sentir...
Este escrito, pues, es una sugerencia para no ver nada y entender todo… Así, quizás, solo quizás, se abra un nuevo mundo donde se nos permitiría pensar, imaginar, crear, inventar, querer, amar, relacionarse, hablar e incluso sentir, sin hablar del sentido del tacto.
Ya lo mencionó el escritor francés Antoine de Saint-Exupéry en su libro de El Principito: ‘’Lo esencial es invisible a los ojos’’.