Labordeta
No sé si tiene ya remedio el hecho de que nos hayamos acostumbrado a la política como espectáculo asqueroso en el que los políticos sólo buscan su minuto mediático mediante la descalificación barriobajera del adversario, con frases preparadas para que resuenen pero huecas de contenido, sin sustancia política alternativa a la propuesta a debatir (palabra desconocida u olvidada en el ámbito de los partidos que se sientan en las Cortes, por lo que se ve). El discurso se lleva preparado de casa y poco o nada importa lo que se vaya a escuchar para soltarlo. La retórica brilla por su ausencia, no digamos la retórica improvisada. Me viene a la memoria sin esforzarme José Antonio Labordeta, cuando se enfrentó desde la tribuna a los diputados del PP que intentaban interrumpir su intervención, echándoles en cara que “estoy hablando con el señor ministro, no con ustedes.
Están acostumbrados a tener el poder y les jode que vengamos nosotros, que hemos sido torturados por la dictadura, a hablar en esta Cámara… ¡¡A la mierda, joder!!”. En ese momento nos vimos muchos representados por Labordeta, brindándonos esa intervención antológica que hubiéramos querido protagonizar.