Parece que quemar leña no es tan ecológico como dice Asier Arrizabala en su carta ya que el humo produce problemas en la salud.

El humo de la quema de leña se compone de una mezcla compleja de gases y partículas finas (también llamadas contaminación por partículas, material particulado o PM). Además de la contaminación por partículas, el humo de leña contiene varios contaminantes atmosféricos tóxicos como benceno y formaldehido.

Antiguamente eran las únicas alternativas que había, cocinas de leña o carbón, por eso en los pueblos los residentes tenían derecho a recibir lotes de leña. En el valle de Lana les llamaban suertes. Cada año algunos miembros de cada familia acuden a sacar la leña, a cada familia le tocaba una zona. 

Hoy en día la gente ha envejecido y la mayoría de los jóvenes se ha ido a vivir y trabajar normalmente a las ciudades, con lo que esos trabajos en muchas familias ya no se pueden hacer.

Creo que donar pastos comunales para que la gente se quede en su pueblo de ganadero no creo que sea la solución, y como dice Asier,  ese trabajo está en peligro de extinción porque la juventud no quiere trabajar los 365 días del año, porque el oficio es muy duro, y se inclinan por otras alternativas.