Me quedo sin aire cada vez que leo en los diarios que tal o cual colectivo están negociando sus convenios y sus comités de empresa no consiguen firmar nada de peso. O más bien que se resisten a firmar ese convenio de aire inflado que ofrece la empresa, vacío de cualquier mejora social o salarial. Y esta trama nos afecta a casi todos los trabajadores. Funcionarios incluidos. Aunque a muchos este colectivo le produzca antipatías.
Pues en la variedad de trabajadores sin resolver sus convenios me voy a detener en los de los trabajadores que laboran con las personas con discapacidad. Porque es sangrante que, a este colectivo, siempre le toca perder. Y a sus familias. Sale desde hace días en el diario un centro en Sarriguren que tiene problemas de calor excesivo. Y aquí os recuerdo que en el Hospital de Navarra (público) ese problema también existe. Y los ancianos sufren lo indecible. Pero vuelvo a lo que se privatizó, la discapacidad. Porque a menos que nos toque de cerca, nunca pensamos en ella. Y siempre solos y lejos de la mirada del mundo agonizan estos días de calor. Esperando que la empresa de turno dé solución satisfactoria.
Y aquí vamos a profundizar. Si todos los que vienen a gestionar quieren llevarse cuanto más dinero mejor... ¿creéis que se van a meter en arreglos? ¿Creéis que van a firmar un convenio que miré por trabajadores y usuarios? O por el contrario será más en, balones fuera. Que los centros no son míos. Nosotros sólo los gestionamos y en la letra pequeña pone que a quien corresponda, y a nosotros no, o no está muy claro. Y así llegará la hora de irse y nadie arreglará nada y vendrá el siguiente gestor, con un nuevo ideario, fantástico, con el que camelará al Gobierno de Navarra y a seguir. Sin solucionar la vida de nadie. Y esto es así porque creemos que en Palacio importamos. Y si los usuarios no importan, aunque diga mi ideario que sí, ¿de qué me va a importar el esclavo, perdón, trabajador? Y las famosas familias, tampoco. Aunque sean asociación. Porque nos asociamos y parecemos más. Pero para el que manda, tus inquietudes son de risa. Y así se ríen de nosotros.
No se firman convenios, se cierran empresas, y a los funcionarios no se les paga, o se les paga mal y tarde.
Y me decís que las personas con discapacidad importan. Pues sábete, Sancho, que los que van a caballo no miran para abajo.