La calle Mayor de Ablitas
Uno de cada cuatro municipios de los más de 8.000 que hay en España tiene una calle Mayor. Eso significa que hay aproximadamente más de 2.000 localidades con una vía que lleva ese nombre. Es el nombre de calle más repetido en todo el país. Por comunidades autónomas, Cataluña lidera con 511 municipios que tienen una calle Mayor, seguida de Castilla y León (455) y Aragón (358).
Allá por los años 60, la calle Mayor era un auténtico hervidero de vida. Más de veinte comercios daban color y movimiento a cada esquina. No vamos a hacer un inventario por si se nos olvida alguno. La calle arrancaba con el despacho de vino y el bar de la Bodega Cooperativa y terminaba allá arriba, en el Colegio de las Monjas del Sagrado Corazón. Entre medias: de todo, como en botica. Carnicerías, pescaderías, bares, peluquerías, tiendas de ultramarinos, de electricidad, textiles, farmacia, herrerías, tiendas de telas y hasta enseñanza. ¡No faltaba de nada! Era una calle que se vivía, se compartía y se disfrutaba a diario.
Hoy, si comienzas en la plaza y subes hasta el antiguo colegio -nuestro ayuntamiento actual- verás que la calle Mayor ha cambiado… ¡pero sigue viva como nunca! Donde antes se vendían cosas, ahora se celebran momentos. Los locales se han llenado de peñas y cuadrillas, las risas se han multiplicado y la música sale por las ventanas cuando llegan las fiestas. Las antiguas tiendas ahora son refugios de amistad y buen rollo.
Y si hablamos de momentos inolvidables, nadie olvida aquel día en que Aceitera, una vaca brava que se escapó durante las fiestas en el año 1972, decidió sorprender al vecindario colándose en casa de Julio Sada. Fue una escena tan inusual como pintoresca: carreras calle arriba, voces entre risas y alguna persiana cerrándose a toda prisa, la vaca derribó una antigua tinaja de aceite que había en la entrada. El suelo quedó hecho un cuadro, y la casa… perfumada como un almacén de almazara. De ahí el apodo que se ganó en tiempo récord: Aceitera. A partir de ese momento, ya no fue simplemente una vaca escapada, sino casi una leyenda. “¡Si hasta las vacas se apuntan a las fiestas de Ablitas!”.
Nuestra calle Mayor ha sabido reinventarse sin perder su esencia. No es que haya cambiado, es que ha evolucionado con nosotros. Sigue siendo el corazón del pueblo, solo que ahora suena a tambor, a charanga y a alegría compartida. Así que en estas fiestas, brindemos por lo que fue, celebremos lo que es, y soñemos juntos todo lo que vendrá.
¡Felices fiestas!