Durante todas las épocas han sido sustraídos indebidamente niños y niñas para darlos en adopción o en el mercado negro de tráfico de órganos. El sufrimiento de una madre es indescriptible cuando sufre la pérdida de un hijo o una hija, el cielo se vuelve gris y las montañas glaciares. No se trata solamente de una cuestión de la época franquista sino de todas las épocas y los niños y niñas deberían estar protegidos y protegidos por la ley y los organismos y no desamparados y desamparadas. La excusa que exponen las instituciones es que antiguamente era otra época y que en la actualidad no hay los suficientes recursos o tiempos para verificar que todo va bien.
Con todo esto también quiero destacar que existen personas maravillosas que adoptan y les dan mucho amor a los niños y niñas de acogida porque sus padres biológicos no pasan por un buen momento en sus vidas. Las madres que han perdido a sus hijos e hijas de manera abusiva no duermen de noche, preguntas como ¿dónde está mi hijo o mi hija? o ¿por qué tuve tanto miedo de no luchar lo suficiente? Simplemente por amenazas, por coacciones, por justificaciones injustas. Preguntas como ¿estará vivo mi hijo o mi hija? Son respuestas que envejecen el alma y aprisiona el corazón. Recuerdos y más recuerdos, amor y dolor pero sobre todo amor al pasado.
Los niños y las niñas no deberían ser mercancía mercantil sino solo niños y niñas felices con todo tipo de garantías.