Suele decirse que no hay mejor lotería que el ahorro y la economía, pero son pocos los que se resisten a no probar a la suerte. Con unos seis meses de antelación, ya se ponen a la venta esos décimos que tantos sueños generan, y que con lo que nos pueda tocar, hacemos un sin número de proyectos.

Se dice que somos uno de los países donde más impuestos se pagan, y de unos años a esta parte, hasta en la lotería hay que pagar el veinte por ciento de lo que te toque, estando exentos los primeros cuarenta mil euros, de ahí que nadie quiere ser agraciado con cuarenta y un mil euros.

Los agraciados brindarán con cava, y los menos con champán, y los que no han sido agraciados, volverán a probar suerte con el sorteo del Niño, que, por cierto, ya no es tan niño, ya que los años pasan para todos. Suerte.