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La mentira en el epicentro de la catástrofe

La mentira en el epicentro de la catástrofeEuropa Press

Gestionar la mentira es complicado, no en vano, el refranero ya lo advierte con sus célebres: “Antes se pilla al mentiroso que al cojo” y “La mentira tiene patas cortas”. Pese a ello, una y otra vez afirmaciones contrarias a la verdad se usan con intención de engañar para conseguir objetivos políticos o el control de la opinión pública. Ajenos a la sabiduría popular, hay dirigentes de primera línea en este país cuyos falsos testimonios, en relación a asuntos de máxima importancia, nos hacen plantearnos si será cierto aquello que cada sociedad tiene los políticos que merece, o que los políticos son la muestra representativa de la sociedad de la que emanan.

Este fenómeno, que se da en la vida tangible, se da al mismo tiempo en la virtual, con los agravantes de la protección que brinda el anonimato y, lo que es más dañino, del inmenso poder de difusión que atesoran las redes sociales. Si a este cóctel se le añade la general propensión a la credulidad, fomentada desde las mismas instancias, la bomba está lista para su detonación.

Lo ocurrido tras la DANA que sacudió a la Comunidad Valenciana el año pasado es un ejemplo de todo esto. La gestión de la catástrofe fue contaminada hasta el envenenamiento por falsedades a cargo de un Mazón compulsivamente mentiroso y ahora se ha descubierto, gracias a la labor de la jueza de Catarroja, que también su presi participó directamente en la mentira y la difamación.

¿A quién no le resulta intrigante que quien se erige como principal aspirante a la presidencia del Gobierno mantenga esta actitud ante tanta destrucción y dolor acumulados? No soy tan ingenuo como para creer que las urnas dictarán sentencia, pero tímidamente espero que de alguna manera la decencia se abra camino.