decía un día el genial Buenafuente que es fantástico tener 300.000 amigos en Facebook, pero que si se te va la luz te quedas sin amigos.

La verdad es que da un poco de miedo comprobar el grado de dependencia de todo tipo de aparatejos al que estamos llegando. Un ejemplo: imagínense que se les pierde el móvil, o se estropea, y tienen que llamar urgentemente a alguien ¿cuántos números de teléfono saben de memoria?

Y esto no es nada comparado con lo que nos viene. Dicen que un día no lejano, desaparecerán las llaves de metal que nos destrozan los bolsillos y nuestro móvil servirá para abrir las puertas, y también para poner en marcha los electrodomésticos, y, por supuesto para guardar, enviar y organizar nuestros trabajos, facturas, mensajes, fotografías?

El teléfono no será donde se guarde físicamente la información, como hoy en día, sino que estará en las nubes. Es lo que llaman la computación en la nube o nube de conceptos, que empieza ya a extenderse por todo el planeta y su estratosfera. Cada cual organizará sus cositas en su nube, pero serán las grandes empresas informáticas quienes mangoneen esas nubes.

Y no es ciencia ficción. Wikileaks, por ejemplo, publicó hace unos días un total de 287 documentos con información sobre las actividades de compañías de seguridad, vigilancia y espionaje de 25 países. De ellos se desprende que aparatos como Blackberry o iPhone pueden grabar cada toque de teclado que haga una persona y que hay aplicaciones que permiten hacer fotografías a los usuarios de MacBook mientras lo están utilizando. Incluso estando apagados pueden dar coodenadas exactas de nuestra situación.

El fundador de Wikileaks, Julian Assange, dijo en una rueda de prensa: "¿Quién de aquí tiene un iPhone?, ¿Quién tiene una Blackberry? ¿Quién usa Gmail? Pues están todos complicados. La realidad es que los contratistas de inteligencia están vendiendo ahora mismo a países de todo el mundo sistemas de vigilancia para esos productos". Glups!