No es mala idea, ¿no? Esto es, resumiendo, lo que nos viene a proponer la psicopedagoga argentina Laura Gutman. Esta señora es una experta en temas de familia, crianza y psicología femenina que con sus libros, conferencias y cursos está poniendo en jaque nuestros conceptos vigentes en torno a estos temas. Esta guerrera de la maternidad y del universo de los bebés, como algunos la definen, hace hincapié en la necesidad de satisfacer en todo momento la demanda de contacto corporal y emocional que tiene el niño desde su nacimiento. Afirma que, sin embargo, nuestra respuesta generalizada es ilógica y demoledora: optamos por dejarlos llorar para que se acostumbren a estar solos, para que no nos molesten y no sean unos mal criados. Pero la necesidad de contacto no desaparece al no obtenerla. El niño busca una nueva estrategia para ser escuchado: enferma. Dice Gutman que "casi todos los niños están enfermos de soledad. Una de las consecuencias de este drama temprano es toda una vida de carencias afectivas que desemboca en conductas no deseables e incluso violentas".
Con la misma energía afirma, por ejemplo, que no es un problema que los niños no quieran dormir solos: "La noche es larga y oscura, y ningún niño debería atravesarla estando solo. ¿Hasta cuándo? Hasta que no lo necesite más". Sobre el trabajo de las madres fuera de casa dice que "el problema no es el trabajo, sino la vuelta a casa. A partir de ese momento el niño merece ser resarcido, colmado de caricias, tiempo, abrazos y sonrisas".
También defiende la lactancia salvaje y echa pestes sobre la leche de vaca: "¡Todos nuestros niños están repletos de mocos y no estamos dispuestos a relacionarlo con la ingesta de leche! Parece que el miedo al cambio es más fuerte que el acceso a la verdad".
El martes que viene dará una conferencia en Donostia en la que presentará su último libro El poder del discurso materno. Interesantes, sin duda, todas estas ideas encaminadas a organizar un mundo más amable.