las cuentas del Ayuntamiento de Aoiz hacen aguas. Esto se debe, entre otras cosas, a los "caramelos envenenados" que ha recibido este municipio por la Fundación Itoiz-Canal de Navarra y la Confederación Hidrográfica del Ebro como agradecimiento por su actitud ante la construcción del embalse.

Hace unos días, la periodista Edurne Elizondo, autora del libro Itoiz, porlanezko gezurrak (Itoiz, mentiras de cemento) publicó un artículo muy interesante, que sería el nuevo capítulo de este culebrón, y que bien podría titularse Itoiz, jeta de cemento. En él recoge las quejas del Consistorio por la caótica e insostenible situación económica con la que se han dado de bruces. Cuando Unai Lako (Bildu) tomó la vara de mando en junio, encontró 38.000 euros en las cuentas del Ayuntamiento y deudas por valor de 389.000 en facturas no pagadas.

Las obras faraónicas impulsadas desde dicha fundación, la Confederación Hidrográfica del Ebro y el Gobierno de Navarra, como la Casa de Cultura, las piscinas, el centro hidrotermal... se aceptaron como regalos. Pero lo cierto es que el Ayuntamiento tuvo que pedir un crédito de 726.000 euros para pagar la construcción del spa y que los gastos de mantenimiento de todas estas infraestructuras sobrepasan con creces la capacidad de este Consistorio que aglutina a 2.500 vecinos.

El grifo de las ayudas, sin embargo, ya lo han cerrado. El año pasado prometieron 130.000 euros para arreglar las calles de la localidad. Tras la adjudicación de las obras se les comunicó que no recibirían el dinero debido a los recortes. Este año, la Fundación ya no tiene asignación presupuestaria.

Las cuentas van a la deriva. Las promesas que un día se hicieron naufragan, como lo hizo el vicepresidente Álvaro Miranda en el pantano de Itoiz el día en que anunció nuevas inversiones en la zona, como la de un proyecto de centro náutico para competiciones internacionales en Nagore. Del Canal de Navarra y sus fugas hablaremos otro día.