Obama está preocupado porque únicamente el 19% de los meteorólogos de la televisión estadounidense cree que el principal responsable del cambio climático es el hombre. ¿Un hombre solo? ¿Quién es ese hombre? ¿Un titán? ¿Una fiera inquieta, como cantaban en Pasión de gavilanes? Que me perdonen Obama y Armentia, pero no me extraña, a mí también me costaría creerlo. ¿Quién se traga que un solo tío por muchos corn flakes que desayune y más jonrones que se le atribuyan pueda ser el autor de esta enormidad? Y si el porcentaje de crédulos meteorólogos es tan alto es porque en Estados Unidos mantienen posiciones muy extrañas, niegan la evolución, por ejemplo, y creen que las alcantarillas están infestadas de cocodrilos y lo cierto es que están, como aquí, llenas de ratas que ni siquiera tienen el gesto de soltar la lagrimilla cuando van a encajar el trascao.
El cura de Canena en sus predicaciones soltó que antes los hombres sabían cuándo parar de zurrar a las parientas porque se acordaban del quinto mandamiento y por eso no llegaba la sangre al río. Se le veía preocupado al hombre con el cambio que ha observado en la sociedad, quizá lo esté con el climático. Es lo que tiene un párroco avizor, que no se le pasa una.
También César Antonio Molina comparte sus preocupaciones, está hablador, y dice que le dijo Zapatero que le preocupaba su austeridad y que le cesaba como ministro de Cultura porque necesitaba un cambio, una chica joven y con glamour. Gallardón, que acabará siendo imagen de la próxima campaña de Desigual, se preocupa y se indigna y va de paladín. Ahora que lo pienso, igual es verdad lo del cambio climático, porque sube una alentada de alcantarilla que tumba de espaldas.