Hoy domingo -sanferminero en Pamplona- los militantes del PSOE eligen por votación directa al nuevo secretario general del partido entre los tres candidatos que obtuvieron el suficiente número de avales. Navarra otorgó la mayor cantidad a Pedro Sánchez, el candidato del secretario general del PSN, Roberto Jiménez, uno de cuyos hombres de confianza (cargo en el breve gobierno de coalición con UPN) dirige la campaña del diputado madrileño. A su paso promocional por la sede del Paseo de Sarasate, los dos aspirantes con más probabilidades de triunfo (Sánchez y Madina) dejaron clara su aversión al pacto con el nacionalismo vasco representado en el Parlamento Foral. Pedro Sánchez: “Creo en un PSN no nacionalista”. Eduardo Madina: “Las alternativas son en claves de izquierdas, no en claves nacionalistas de ningún tipo”. Dada la estatutaria tutela del PSOE hacia las decisiones del PSN, esa postura condena a la franquicia navarra a tratar de regenerarse a partir de una situación social y parlamentaria de oposición residual. El PSN ha aportado al PSOE varios y sonados escándalos de corrupción y el alboroto mediático de intentar cambiar el gobierno de derechas mediante pactos con el nacionalismo vasco. Como despensa de votos para las Cortes Generales, Navarra carece de relevancia. Es más símbolo político que caladero electoral. El PSOE analiza Navarra como cuestión de Estado por encima de la cuestión de su estado en Navarra. De momento, el economista Sánchez -triunfador en la urna de los avales- anda mal de la vista: “Yo no veo a los parlamentarios europeos del PSOE votando a favor de Juncker como presidente de la Comisión Europea porque necesitamos un proyecto claro, distinto, que marque la diferencia con el PP tanto en Madrid como en Bruselas”. Lo verá: el conservador Jean-Claude Juncker tiene el apoyo de socialistas y liberales, que será refrendado el día 16 en pleno del Parlamento Europeo. Visión política desenfocada. Socialista.
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