creo que fue Reagan el que confundió Venezuela con Colombia. También alguno de los Busch se hizo un lío entre Austria y Australia. Rajoy, ansioso por estar en el club de los grandes, condenó ayer con toda contundencia “el atentado cometido en Nigeria”. La distancia que hay entre este país del África atlántica, y Kenia, situada en la costa índica del mismo continente y reciente escenario de un sangriento ataque terrorista, es parecida a la que hay entre Ucrania y España. Qué más dará, ¿verdad?, si son todos negros. A Rajoy le conocíamos pocas destrezas. Su incultura es enciclopédica. Su capacidad de hablar otros idiomas distintos del castellano -ni tan siquiera el gallego?- nula. Su falta de cintura política, proverbial. Y su habilidad para elegir los peores colaboradores, ilimitada. Ahora sabemos también que su ignorancia abarca también el vasto campo de la geografía. Sí, algo oculto tendría para haber llegado a dónde está, pero parece que ese algo le ha abandonado. Le acaban de dar un varapalo en Andalucía y dice que todo va bien. Se aferra a la economía, y no se da cuenta de que, a estas alturas, a muchos de sus antiguos votantes ya les da igual que la economía suba o baje. No le van a votar, y punto. Pero no cantemos victoria. Nada, o muy poco, se va desmoronar. Las empresas del IBEX se han sacado de la manga a Ciudadanos para que recoja los votos de los cabreados con el PP a los que les asusta la coleta de Pablo Iglesias. A Rajoy le va a dar matarile político Albert Rivera, ese catalán tan español, con pintas de novio perfecto para tu hija. El cambio sensato, dicen. Habrá que verles en el momento de los pactos postelectorales. Seguro que en UPN también están poniendo velas para que también se presenten aquí. Aunque lo escriben mal, saben decir egun on. Eso sí, luego nos llaman “navarricos”, como a los caracoles.
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