Hipocresía en grado sumo
Hay un montón de navarros montón de españoles también que dicen apoyar a su país España en estos momentos ante los sediciosos catalanes al mismo tiempo que viven en un territorio que en poco o en bastante poco se parece al que hay por el sur y por el este. Viven en un territorio con unos niveles de autogobierno que Cataluña no ha tenido jamás desde que en 1714 las tropas españolas borbónicas ocuparon Barcelona, en un territorio que ha podido ofrecer gracias a ese autogobierno ventajas comparativas a las empresas que se han instalado aquí en detrimento de La Rioja, Aragón, las Castillas o cualesquier otra comunidad, en un territorio con el 3er PIB per cápita de España tras Madrid y País Vasco pero que sin embargo no aporta prácticamente nada al común para el desarrollo o sustento de las regiones más pobres -el Convenio Económico es una especie de pago por servicios recibidos- y por tanto está muy lejos de la solidaridad entre comunidades de ese país al que llaman “mi país” pero del que económica y fiscalmente apenas forman parte, en un territorio que cada dos por tres tenía y tiene que estar pendiente de no pasarse con las ayudas a empresas para que Europa no las considerase competencia desleal y, en definitiva, en un territorio que a efectos reales y en el plano económico y por tanto en muchos planos que se deducen de ese funciona casi como un país independiente. Me parece muy bien que cada cual se sienta lo que le venga en gana o lo que crea conveniente, como así mismo creo que hay que respetar a quien no siente nada de eso y se limita a vivir y dejar vivir, pero es profundamente hipócrita vender al mismo tiempo lo de mi país y lo de comunidad diferenciada integrada en España. Y ya el colmo y triple salto mortal es darles caña a los catalanes por “insolidarios, llorones, supremacistas” y blá blá blá. Hay que tener los huevos de nácar para eso, de puro nácar.