El último Navarrómetro dibuja la opinión de la ciudadanía sobre diferentes temas y, entre todos ellos, me voy a quedar aquí con un pequeño detalle. “El 62,3% de los encuestados considera que el saldo de retorno entre impuestos pagados y servicios recibidos le es desfavorable (el 33,8% cree que paga mucho y el 28,5%, demasiado)”.

Me alegro que así lo piensen tantos navarros porque, tras esa convicción, deben estar personas que nunca han necesitado, ni necesitarán, atención sanitaria pública -ni primaria ni muchos menos especializada-, que han querido y podido llevar a sus hijos a colegios privados -que no concertados-, que no pedirán ayudas o becas para sus familiares y que jamás han pisado la biblioteca de su barrio ni un polideportivo municipal... En estas condiciones, no me extraña que tanta gente considere que abona muchos impuestos. Claro que si este no es el caso, que no lo es para una inmensa mayoría, sólo me queda preguntar a tanto desencantado cómo cree que se pagan los servicios de los que disfrutamos, por no hablar de las deudas que arrastramos. Hay que ser un poco más serios y reflexivos a la hora de calibrar el precio de las cosas, cumplir con las haciendas cuanto nos toca para poder disfrutar de lo mejor y, sin duda, exigir a nuestros gobernantes una gestión eficaz.