Como una exigencia. Así ha planteado el PPN al PNV “que se olvide de Navarra”. Reacción de Beltrán a declaraciones de Ortuzar. Ritos del Aberri Eguna. La reflexión de que el gobierno foral del cambio favorece la construcción nacional vasca -en teoría, cierto- ha exaltado a UPN, PSN, PPN y Ciudadanos. La aceptación de algunas identidades les resulta de difícil digestión democrática. ¿Cómo se va a olvidar el PNV de Navarra? Existen ciudadanos navarros que se sienten vascos, están afiliados o simpatizan, y aspiran a la consecución de un estado independiente con sus afines de la CAV e Iparralde. Eso que la vigente Constitución española impide. El PNV es también de Navarra. El PNV es también navarro. Toda fiesta es una exaltación y toca hacer apología de aspiraciones. Sin más. En este tiempo, con la fuerza de la palabra y con actitud pacífica. Nada menos. No tendrían por qué enfadarse los adversarios políticos. Sus muecas son ridículas. Si fueran coherentes, se olvidarían del PNV para trámites parlamentarios como la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado o la investidura de presidente del Gobierno español. Tanto el PP como el PSOE lo han necesitado y el PNV ha sido siempre un pragmático negociador. Abertzales de izquierda se lo reprochan. Navarra debe al PNV la Disposición Transitoria 4ª (procedimiento de anexión a la CAV), un derecho arrancado en la negociación durante el proceso constituyente. No sería la decisión de un hipotético gobierno nacionalista en el Palacio de Navarra sino una activación parlamentaria sometida a referéndun y reversible. Todo un sometimiento democrático a la voluntad de los navarros. Tampoco UPN se olvidó del PNV cuando pretendió evitar una segunda alcaldía de Balduz (PSN) en Pamplona y se la ofreció al concejal jeltzale. El proyecto de PGE del PP convierte a Navarra en la comunidad donde más se reduce la inversión estatal. Pero que no se olvide de Navarra. Mancha a UPN. Y le quita votos.