No tardó ni 24 horas Cs tras firmar con UPN en afirmar, vía Luis Garicano, que si se revisa la Constitución su partido exigirá la equiparación fiscal de todas las comunidades y la eliminación del Convenio Económico de Navarra con el Estado. Dijo Garicano, también, que el pacto firmado entre Rivera y Esparza se respetará pero que eso es lo que harán en cuanto puedan. Ante eso, Esparza dice que cuando ocurra se romperá el pacto. Resumen: lo que firmaron Rivera y Esparza es un simple acuerdo mercantil para unos engordar sus números -UPN- y otros asegurarse su presencia en el Parlamento foral -Cs, con unos 2 parlamentarios-, metiendo en el caso de UPN a la zorra a cuidar el gallinero y, en el caso de Cs, renunciando a su único principio, el de que todas las autonomías sean iguales y equiparables. Cs es así, un partido fantasma -en distintos sentidos- que te firma una cosa pero con puñal en vez de pluma, un partido de trepas y gentes a las que militar en el PP o UPN o en la extrema derecha no les parecía chic y esto les pareció modernuki y nuevo y para allá que voy. Aquí en Navarra, donde la anexión de Navarra a País Vasco pasa por activar una disposición que debería aprobar un Parlamento que no aprobará eso en décadas y posteriormente un referéndum que no aprobaría eso en décadas o jamás, Cs la única gracia que tenía -te gustase poco, nada o mucho- es precisamente la de considerar que no caben distinciones entre las autonomías -eso de que lo único que les mueve es que el Convenio sea más transparente es una filfa y un tópico que no se sostiene-, gracia que pierde del todo si firmas que vas a respetar eso, mientras que en España vas vendiendo lo contrario y alertas a los navarros y navarras de qué harás si tienes oportunidad: cargarte derechos históricos y llevarte competencias a Madrid. Lo dicho: un pacto entre foralistas de pega y antiforalistas trepas.