todo esto del fútbol femenino, que está muy bien, que más vale que sobre que no que falte, ¿va a servir para que se apoye más el deporte femenino en general o se va a quedar exclusivamente en un coto cerrado del fútbol porque es precisamente eso, fútbol? Porque el deporte femenino en su conjunto sigue estando ahí, como lo estaba hace 40 años, 30, 20 y 10: muy atrás. Y si bien es de celebrar que se reúnan miles de personas para ver jugar a equipos femeninos de fútbol -equipos femeninos que juegan bajo el paraguas de equipos históricamente solo masculinos con muchísima historia detrás, no lo olvidemos, con hinchadas de cientos de miles de personas-, a quienes nos gustan incluso más otros deportes lo que nos agradaría es que las televisiones, por ejemplo las públicas, que tienen aquí una responsabilidad mayor que las privadas, comenzasen a emitir de una manera más habitual deporte femenino: baloncesto, atletismo, ciclismo, natación, tenis, judo, balonmano, gimnasia, etc, etc. Y que legislativamente se llegase a acuerdos entre instituciones y medios de comunicación para comenzar a dar más eco a las mujeres que practican deporte. Si tu deporte sale en los medios más, los patrocinadores van a invertir más, los premios van a subir, van a mejorar las condiciones de las profesionales y esa pescadilla que se muerde la cola va a crecer en positivo. Si se queda en que miles de personas reciben a las campeonas, pues muy bien, muy bonito, que siga y que dure y que sirva para afianzar afición y profesionalizar aún más y mejor las competiciones, pero mientras miles de mujeres que forman la elite de otros deportes vean cómo ese tren se ciñe exclusivamente al fútbol -por ser fútbol, no por ser femenino- y ni roza otras especialidades será lógico que la decepción sea grande. Hace falta un cambio global. Y también en el seguidor medio, cebado al 95% en un solo deporte, el de siempre.