El Instituto Navarro de Salud Pública pone hoy en marcha la campaña Beber lo normal puede ser demasiado, ¿conoces tus límites?, con el fin de "promover una reflexión social sobre el consumo del alcohol, la percepción del riesgo que conlleva y la tolerancia social existente a dicha sustancia". Eso está bien, de la misma manera que defiendo que quien quiera darle al alcohol que le dé, pero que absténgase estudios de ninguna clase de mencionar una sola virtud física del consumo de alcohol, porque no existen, y porque está demostradísimo que el alcohol desde la gota uno es dañino. Lo curioso de todas estas campañas, que ayudan en tratar de hacer ver que el alcohol puede degenerar en graves problemas el alcohol mata a unas 37.000 personas al año en España, a unas 600 en Navarra, amén de dejar un reguero de alcohólicas y alcohólicos (o no tanto pero cercanos a eso) y dramas de dimensiones ocultas pero considerables, es que conviven en una sociedad que ya ha dado hace tiempo el pistoletazo de salida a toda clase de festejos de pueblos, de barrios, en nada San Fermines y a partir de ahí fiestas patronales que se alargan más allá de lo que dicta el sentido común. Tenemos en Navarra pueblos con fiestas que se estiran 7, 8, 9, 10 días, por supuesto todos ellos bien regados de alcohol, tanto para jóvenes como para mayores. No es sencillo explicar a los jóvenes nada de esto cuando sus mayores le pegan al frasco como si no hubiera un mañana, cuando cualquier excusa es buena para hacerlo y cuando comenzar a darle parece un hito social por el que te premian. Ya digo que a favor del todo con que cada cual experimente con lo que considere beba, no beba, lo que sea pero en el tema este se echa en falta un compromiso más institucional gobierno, ayuntamientos por hacer más de altavoces y de avisadores del consumo desmedido. No es solo un tema para el INSL. Es una tarea general.