Ayer salió la encuesta del CIS para las elecciones generales de dentro de apenas 12 días -vivimos desde hace años en una sensación tan de campaña electoral permanente que llegan los días de votar que ni te enteras- y en Navarra ofreció 2 diputados a Navarra Suma, 1 al PSN, 1 a Unidas Podemos y 1 a Bildu, que entraría en el Congreso en detrimento del 2º escaño logrado por el PSN en abril, cuando la coalición abertzale se quedó a unos 500 votos de conseguir lo que le otorgaba ayer en el CIS. La encuesta del CIS, en todo caso, no llegaba siquiera a los 300 encuestados en Navarra y se llevó a cabo antes de la Sentencia del procés y los posteriores disturbios de aquella semana y antes también de la retirada de los restos de Franco de los Caídos, tres hechos que pueden tener su importancia en los resultados finales que se den la noche del 10 de noviembre. ¿Se mantendrá este reparto o remontará el PSN? ¿Afianzará Unidas Podemos ese nada desdeñable 18% obtenido en abril, bajará, subirá? ¿Crecerá Navarra Suma a costa del destacable 4,8% de Vox en abril o seguirá perdiendo fuelle desde el 29% obtenido en las anteriores? ¿Qué papel jugará en todo esto una Geroa Bai que parece a priori descartada en la lucha por el escaño? La verdad es que todo son incógnitas y las distancias son tan escasas entre Navarra Suma y PSN -apenas 3 puntos y medio en abril- y tan cerca estuvo y parece estar Bildu del escaño que quizás finalmente lo obtenga pero a costa de Navarra Suma si el PSN logra adelantar a la derecha, algo que no obstante se antoja difícil -en las generales entre Na+ y Vox llegaron al 34%, pero en las forales fue un 38%- en una tierra poco dada a fuertes desplomes por ese lado del electorado. Lo que sí que se verá es si la formación de gobierno autonómico sin contar con su aliado de las últimas décadas pasa o no factura al PSN. A votar, que si no viene el lobo. Más.