Anunció hace poco la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona que está analizando y estudiando toda clase de acciones y estrategias para que la velocidad del transporte público urbano no siga siendo tan lenta como es actualmente en según qué líneas y horarios, una lentitud que puede verse agravada con las decisiones que emanan de la ordenanza de movilidad, como las de obligar a los ciclistas a ir por la calzada donde no hay carril bici. En paralelo, el alcalde de Pamplona anuncia que están estudiando poner zona azul en toda la ciudad, lo que, de llevarse a cabo, sería un enorme cisco si no conlleva aparejadas otra clase de decisiones. La primera y básica es ampliar y mejorar claramente el transporte público interurbano y el urbano, crear líneas de transporte público desde la periferia -y más pueblos- al centro y a los barrios, ampliar la red en bastantes kilómetros a la redonda y apostar de una vez por todas por ello. Estoy de acuerdo en que se pague por aparcar en espacios públicos y como mucho estoy de acuerdo en que no se perjudique a quien no tiene en su casa garaje, pero el resto tienen que empezar ya a asumir que ocupar espacio público y contaminar no puede seguir saliendo gratis, como ya no sale gratis en la inmensa mayoría de ciudades del mundo occidental. ¿Zona azul en toda la ciudad? Bienvenida sea, claro, pero facilitando que eso no se traduzca en miles de coches a las afueras, trasladando el problema de calle o de municipio. Una apuesta general, organizada, hablada, dialogada, no impulsos en una sola dirección sin contar con aquellos a los que puedes trasladar el problema. Asuntos de este calado sí que van más allá de lo que es competencia municipal y no estaría de más que junto con el Gobierno de Navarra y la Mancomunidad se crease una mesa con los ayuntamientos para negociar, pactar y ejecutar todo esto. Y cuanto antes mejor.