Con los escaladores nunca se sabe, porque si algo tiene su actividad es capacidad adictiva, pero el ruso-polaco Denis Urubko ha manifestado que tras su reciente intento invernal al Broad Peak abandona los ochomiles. Urubko, de 46 años, es, al menos para mí, el himalayista más brillante del siglo XXI y a la altura de las 4 o 5 máximas leyendas de la Historia al margen de los grandes pioneros, con Messner, Kukuzcka, Loretan, Wielicki, Boukreev... Escaló los 14 ochomiles sin oxígeno artificial en apenas 8 años, el más rápido hasta entonces, sin tampoco pretender marcar récords. Abrió 4 nuevas rutas, lo que supone escalarlos por lugares nunca antes superados. Consiguió subir a dos ochomiles en invierno nunca antes ascendidos en esa estación: Makalu y Gasherbrum II. Ascendió un total de 22 veces a un ochomil, todas sin oxígeno artificial y todas con un enorme compromiso y trabajo previos. De carácter difícil pero amigable, participó en decenas de rescates en montaña, en ocasiones abandonando sus objetivos trabajados durante meses, otras saltando de la cama en Kathmandú tras haber logrado sus propósitos y metiéndose en un helicóptero en busca de Iñaki Ochoa de Olza o de Elisabeth Revol o de algunos más. Tiene varios hijos y varias personas que le deben la vida. Imagino que tiene que ser hermoso pensar en ello aunque no piense en ello como algo extraordinario. Pero lo es, como lo ha sido su carrera desde que comenzó en la montaña con tan solo 15 años. Más de 30 años después parece que pone fin a las grandes escaladas, lo que supone una pena para quienes le admiramos en movimiento por encima de los 7.500 metros, donde el montañismo se convierte en otra cosa. Pero para quienes además le tenemos cariño personal, su decisión es un descanso. La vida es preciosa en todas partes y si la disfruta igual en cotas más bajas su felicidad será la nuestra.