a! Ser o fardar de ser republicano ahora es fácil, es como hacerse del Barca en el 2009 o ser el clásico urbanita que llega al pueblo en agosto de vacaciones, solazo y movimiento y dice ¡Qué paraíso esto! Vete en febrero, cabrón, vete y a ver cuánto duras. Republicanos de última hora. O incluso monárquicos decepcionados: oportunistas. Claro, ahora que se sabe que el tipo que estuvo 40 años -39, lo dejó hace 6, antes de ayer, esto ha pasado antes de ayer- era un pieza de mil pares, que su familia ideal de portada de Hola y de endose obligatorio y empalagoso en los telediarios y en Corazón Corazón era sin más una empresa -fraudulenta y a costa del erario público-, ahora, van y que si “esto no puede ser, que vaya disgusto, que quizá es hora de un referéndum”. ¿Pero qué tendrá que ver el culo con las témporas, qué más dará que un señor que acepta ser Rey luego sea un manguta si la propia definición de ser Rey ya implica directamente que eres una persona que acepta elevarse legal y realmente sobre el resto de los mortales como si fueses efectivamente un ser superior, de qué cojones se decepciona nadie si estos personajes se ponen de pie encima de los cadáveres de millones de personas de guerras pretéritas y de saqueos y chanchullos que llegan desde el albor de los tiempos hasta hoy, qué decepción ni qué hostias? Es más, les diré algo: a mi ahora el personaje me cae bien. Coño, si aceptas formar parte de un asunto así hazlo con todas las consecuencias, métete a fondo en el papel, como al parecer hizo él, con el beneplácito -no se nos olvide- de los poderes económicos, político y mediático de este país y de millones de cortesanos y cortesanas memos que leía el Semana y “qué guapo es el hijo y qué feliz se ve a la Reina”: estamos aquí por, entre otras causas, gente como vosotros, así que menos decepciones y a apechugar. ¡Ahora, del Barca hay que hacerse ahora! ¡O en el 86!