omenta la presidenta de Navarra que no hay que restringir la visión del euskera “solo al acceso a la Función Pública”. Y tiene razón, el euskera es mucho más que un idioma que en poquísimos casos sirve para obtener puntos para acceder a una plaza o que solo en algunos muy concretos es condición sine qua non para lograrla. Es un idioma propio de Navarra, que miles de personas llevan intentando mantener y promocionar desde hace décadas, con buenos resultados a pesar de las numerosas trabas colocadas y es un intangible cultural y antropológico de un valor incalculable. Pero el tema es que Chivite se lo comentaba, creo yo, a quienes desde algunos partidos como Geroa Bai, Podemos, Bildu e I-E critican que el nuevo decreto del euskera no contemple el euskera como mérito en zona no vascófona pero sí idiomas como el alemán o el inglés. Y no es a ellos a quien debería explicarles esto, porque estos partidos ya lo saben, ya saben que el euskera es mucho más que unos puntos equis en una oposición y por eso son partidos que históricamente siempre han apoyado -con sus más y sus menos, como I-E- a los colectivos que lo impulsan. A quien le tiene que explicar eso es a su propio partido y a Navarra Suma y a la sociedad navarra que hay detrás de esa idea de que se aprende euskera para sacar una plaza o para que te den 2 puntos. Porque hay miles de personas que así lo creen y que aplauden con las orejas que el alemán para una plaza en Fustiñana valga puntos y el euskera no. Y eso es lo tremendo: tanto que sea así como que haya gente que lo aplauda como que la presidenta del Gobierno no sea capaz de entender que el euskera es mucho más que eso pero que también es eso, ya que en su propia casa se le trata peor que a los visitantes. No es solo eso, es mucho más que eso, pero también es eso. Pues el mensaje que lo lance en los oídos correctos, que hay mucho sordo y están donde están.