no de las principales confusiones de creerse eso de “gripalizar la covid” es que la gripe pega -pegaba- cada año a unas 15.000 o 20.000 personas en las 32 semanas que dura la campaña, muchas de ellas con su sistema inmune conocedor ya del virus por múltiples reinfecciones, y el covid y sus variantes Delta y Ómicron han pegado a unas 90.000 -oficialmente- desde primeros de noviembre. Eso lleva a que a día de hoy ya hayan ingresado en apenas dos meses y medio en hospitales el doble de personas que por gripe en la última campaña de la que se tienen datos y de que ya hayan fallecido cinco veces más personas que ese año por gripe en solo este intervalo, aunque las tasas de fallecimiento por covid hayan bajado muchísimo gracias a las vacunas. De la gripe moría gente, recordémoslo, gente vacunada también y con numerosas gripes pasadas en su organismo, pero gente normalmente mayor o con ya muchos problemas paralelos. De Covid está ahora pasando lo mismo pero a eso le tenemos que añadir el básico punto de su expansión: las cifras de infectados en diez semanas quintuplican, sextuplican -veremos a final de ola- todo una campaña de 32 semanas de gripe. Y aunque la tasa de ingreso sea baja -es menor al 1%, porque los menores de 60 bajan mucho esa tasa, pero los mayores de 70 la suben- y la letalidad esté en el 0,1%, en grupos de mayor de edad esa letalidad es más alta, superior todavía a la de la gripe. Por ese motivo y también por el evidente de que está pegando a buena parte de la sociedad y paralizando prácticamente la sanidad tal y como la entendíamos hasta ahora, no podemos caer en esa boutade de gripalizar nada. Puede ser similar a una gripe para muchos afectados, pero para el conjunto de la sociedad sigue siendo mucho más que una gripe, por volumen, capacidad de daño y por afección sanitaria y social. En un tiempo quizá sea una gripe. Ahora son muchas gripes a la vez.