s una cosa curiosa: el sábado no sale el periódico. No sé -no voy a mirarlo, seguro que en internet me lo contarían, pero no voy a hacer trampa- desde cuándo hay esta costumbre en la prensa escrita de que en sábado de Semana Santa no haya periódico en la calle, pero a mí me permite no escribir el viernes de Semana Santa, aunque quizá el viernes de Semana Santa -o sea, hoy- me ponga a escribir el de pasado mañana, que sí hay periódico. Es jaleo, lo sé. Ahora, cuando todo es inmediato, los de la prensa en papel aún escribimos textos 24 horas o incluso más antes de que salgan a la luz y puede pasar -y pasa- que a veces lo que has escrito queda arrasado por las novedades sobre ese mismo caso que han tenido lugar desde que tú le diste al enviar, un corrector lo miró, un editor lo editó, lo metieron en la maqueta, se encendió la rotativa y etc y etc hasta que decenas de repartidores lo llevaron de madrugada por las carreteras a los puntos de venta y a las casas y ahora lo tiene usted entre manos. Pues en ese intervalo de tiempo suceden en ocasiones tantas cosas que los críticos con la prensa escrita suelen atacarnos -entre otros lados- por ese lado: escribís cosas que ya son pasado para personas que ya conocen el presente. A mí me gusta eso: escribir del pasado, recordarlo, hacérselo recordar a quien me lee. Creo que es un buen trabajo. Y nos dan fiesta el viernes de Semana Santa, el 24 de diciembre y el 31. Un trabajazo. ¿Por qué esto en un país laico, en un medio laico? Ni la más remota idea. Yo ya no pregunto. A mi igual me vendría bien no escribir un 13 de marzo o un 22 de junio, pero esos días hay periódico. Mañana, no. Como mi trabajo ya les he dicho que es en parte explicar cosas del pasado les cuento que esto de que mañana no haya periódico quizá forme parte de ese pasado que me da a mí que entre unos y otros no acabamos de cerrar o cuando menos de reinterpretar.