Ayer, los nuevos millonarios miraron al frente como si el porvenir fuera un podio. Hoy ha sonado el despertador como cualquier día. Y no por ello me he sentido desgraciado. El mundo se pone en movimiento cada mañana. Y eso ya es suficiente para cuidarte. Así que no permitas que los tertulianos cantamañanas te amarguen el día. En su lugar escucha la Tercera Sinfonía de Górechy y piérdete en la soledad de su belleza. Y mañana día 24, cuando enfrentes el día más duro del año, abre bien la pituitaria al olor del primer café de la mañana. En el almuerzo, procura que no te falte aceite de oliva virgen, tomate de Lerín y unas anchoas del Cantábrico. Alrededor de esa trilogía gira el universo. No discutas con quien te empuja. Dedica tu tiempo a leer los Diarios de Cheveer, el mejor chute para soportar la noche. Acércate al mar de Bidart y aspira el olor de las algas. Luego busca una roca cara al sol, intenta dormir y que el sueño te lleve a un lugar donde sólo se oigan relatos de naufragos. Sentirás entonces el continuo desplazarse marítimo de los sentimientos. Al despertar vete al cine y deléitate con El irlandés, la última jugada maestra de Scorsese: Es dura, sí, pero quien no indaga en el lado oscuro de las pasiones, tampoco gozará de su resplandor. Si puedes, el primer día del año, mientras otros aguantan la resaca como un funeral en su cabeza, sube a una montaña, oye tu respiración mientras vas camino del cielo, y cuando llegues arriba, grita hasta que unos versos del poeta chileno Gonzalo Millán, aparezcan en el horizonte. Léelos: Toda la inmortalidad que puedes desear está presente/aquí y ahora. Con esto escribirás un nuevo tratado de física cuántica. Regocíjate con el sexo y después escucha Thanks For The Dance, el último disco de Leonard Cohen; es póstumo, sí. Por eso, cuando lo escuchas sientes como un dedo en el corazón que se rompe a pedazos. Con esto acabarás la jornada y te preguntarás qué has hecho para luchar contra la injusticia del mundo. Nada, es verdad. Y todo. Hoy es lunes, un día donde lo único que queda es el combate.