A eso de las 7,30, cuando la luz aún no se ha colado por la rendija de la realidad, observo el proceder de un hombre vestido de faena. Lleva pantalón y chaqueta reflectantes. En ella leo el logotipo de una empresa buitre. Está claro que es un obrero. Y le supongo precarizado. El hombre está encorvado y lleva un carrito parecido al del supermercado. En una mano lleva un escobón y en la otra un recogedor. Su andar es parsimonioso. Pareciera afectado por alguna cojera y eso me provoca la primera emoción del día. Escucha en una pequeña radio las primeras demencias del día. Lo miro a escondidas para ver cómo ejecuta su trabajo. Observo que en el bolsillo trasero de su pantalón lleva el libro de Thomas Piketty: Capital e ideología. Quizás lo haya encontrado entre las basuras del día, pues recoge hojas caídas, cartones, litronas, vasos de plástico y una paloma muerta. Lo hace despacio, a conciencia, como un artesano reñido con la fugacidad. Una y otra vez se agacha y deposita las basuras en ese carrito que se va llenando. Luego, buscando esa perfección de los poetas, recoge los restos más pequeños y se marcha a otra calle canturreando una vieja canción de amor. Le sigo. Mientras continúa su trabajo, advierto que se le cae al suelo el libro de Piketty. Lo recojo. Me puede la curiosidad y decido abrirlo. Me sorprende la cantidad de anotaciones, reflexiones y subrayados a lo largo de las 1248 paginas. En la página 230 con rojo intenso ha subrayado: "todas las sociedades tienen la necesidad de justificar sus desigualdades: sin una razón de ser, el edificio político y social en su totalidad amenazaría con derrumbarse". Al margen, el barrendero escribe: "Si no transformamos profundamente el sistema económico actual para convertirlo en uno menos desigual, más equitativo y sostenible, entonces el "populismo" xenófobo y sus posibles éxitos electorales podrían ser el principio del fin de la mundialización hipercapitalista". Joder, tenía delante de mí a un tipo que había decidido acelerar todas sus partículas. Entonces me miró y me dijo: "Pierdes tu inmortalidad cuando pierdes tu memoria". Y me deseó feliz 2020.