ice la derecha navarra que ellos no sufren euskarafobia, pero la curva de incidencia sigue en alza sin descanso. En estas últimas semanas tenemos un buen ramillete de ejemplos: el Ayuntamiento de Pamplona rebaja un 20%, unos 18.000 euros, la partida dedicada al fomento de actividades culturales en euskera porque este año se han hecho menos de las previstas. ¿No se han enterado de que hay una pandemia, que hemos estado encerrados en casa y que la vida cultural ha quedado prácticamente congelada desde hace más de 8 meses?

El martes pusieron el grito en el cielo porque desde los Servicios de Euskera y Euskarabidea se ha organizado una escuela para madres y padres de niños escolarizados en modelo D. Seis charlas para explicarles cómo ayudarles en el proceso escolar, qué recursos educativos y digitales hay, etc. etc. Bueno, pues se quejan porque con esto se está marginando a la inmensa mayoría de las familias navarras. Las charlas son abiertas, online y gratuitas. En euskera y castellano. Se puede unir quien quiera. Esto no es discriminar, sino atender a una parte de la ciudadanía sobre un tema concreto. Si organizo un cursillo de cordero en chilindrón, no estoy discriminando a todos los vegetarianos del universo. Un poco de sentido común.

Y otra más: por segundo año consecutivo el ayuntamiento pamplonés deja fuera del reparto de publicidad institucional a los medios de comunicación que trabajan en euskera porque no llegan a tener el 10% de toda la audiencia total. A ver: si los euskaldunes somos poco más del 10% estos medios tendrían que llegar absolutamente a todos los vasco-hablantes de entre 0 y 120 años para rascar unos cuantos euros.

Están muy mal.