os hay fastuosos, como Frank Abagnale, que hace medio siglo empezó falsificando cheques y terminó ejerciendo sin mayores ansiedades de abogado, médico y agente de los servicios secretos estadounidenses. Incluso llegó a pilotar en más de 200 vuelos los enormes pájaros metálicos de la Panam cuando la esposa de Richard Nixon los bautizaba estrellando contra ellos una botella de champán francés. Leonardo DiCaprio interpretó a este hombre sobrado de autoestima en una comedia muy de tarde de domingo lluviosa, Atrápame si puedes.

Cuando terminó el mandato de su marido otra primera dama muy diferente, Michelle Obama, cristalizó su experiencia en Becoming, un libro con tour mundial de presentaciones equiparable a las legendarias giras de U2. En una de ellas llenó el estadio O2 Arena de Londres y ante 20.000 personas que la admiraban lo suficiente como para pagar entre 45 y 400 euros por escucharla reveló: “Aún tengo algo de síndrome de la impostora, no se acaba nunca. No desaparece esa sensación de que no deberían tomarme tan en serio porque ¿qué sé yo (de la vida)? Lo comparto con ustedes porque todos tenemos dudas sobre nuestras capacidades, sobre nuestro poder y sobre qué es ese poder”.

Impostor/a. Persona que se hace pasar por quien no es. Frank Abagnale.

Síndrome del impostor/a. Falta de autoestima que lleva a una persona a dudar constantemente de su potencial y a considerar que no merece su éxito. Michelle Obama.

En los 180 grados que hay entre Frank y Michelle nos situamos el resto del mundo. Como ella hay muchas personas perfeccionistas, muy exigentes y buenas profesionales, madres/padres o gestoras que no se creen válidas para lo que saben hacer tan bien. Como Frank hay unas cuantas, mismamente anteayer descubrimos a los diputados de UPN Sergio Sayas y Carlos García Adanero, que estuvieron a punto de tumbar la arquitectónica reforma laboral por votar a última hora lo contrario a lo que su partido había acordado que harían. En UPN sabrán si los consideran impostores, versos libres o si sólo estaban destapando su tarro de las esencias.