¿Me dejas que le toque el culo a tu novia? Una decena mixta de jóvenes pasaba alegre por el segundo ensanche pamplonés. En algarabía aparentemente natural, sin influjo evidente de alcohol u otras drogas. Unos sueltos, otros cogidos de la mano, en grupo algo disperso. La autora de la pregunta era chica y abordó por detrás al interpelado. Puede que quisiera estimar táctilmente el calibre de las nalgas de su compañera de cuadrilla, o que deseara testar su dureza, o darse un placer, o proporcionarlo. O indagar talantes. O provocar. Muy legítimo todo. Lo llamativo es que dirigiera su pregunta al varón con relación a su novia. No a la novia de modo franco y directo, sino al chico en demanda de autorización. La mentalidad machista está presente también y todavía en nuestra población joven, con independencia de género. Uno de los chicos que iba desparejado en ese momento, incordiaba a una pareja del grupo. El amigo se dio por molestado y anunció represalias cuando el pelmazo estuviera con su pareja, de la que dio el nombre. Como si ellas formaran parte de sus respectivos patrimonios y bromas. Al casual observador, la breve secuencia callejera le provocó desasosiego. Las estadísticas reconocen la implantación de actitudes machistas entre menores de 30 años, incluso adolescentes. Las víctimas suelen ser ellas, que muestran también comportamientos de sumisión, inferioridad, enajenación y rivalidad. Desde el Servicio Municipal de Atención a la Mujer (que en 2017 atendió 10 casos) ya se advirtió: “Los jóvenes de 15-16 años están interiorizando unos parámetros de género que se diferencian muy poco con los de hace medio siglo, algo que influye mucho en cómo se gestan las relaciones y qué se considera válido o no. Las cifras son pequeñas, pero se trata de un colectivo al que prestar una atención especial”. El Diagnóstico de la Juventud de Navarra registró 487 denuncias por violencia de género en 2017. Se han triplicado en 15 años. Al loro.