La semana que hoy termina empezó rara y ya veremos cómo finaliza. Nada más estrenarla, cayó la primera nevada de la temporada en buena parte del norte de la comunidad y de los Pirineos, zonas más que habituadas a la nieve pero no tan pronto, y, sin reponernos de la sorpresa, supimos que una vaca de Lantz -con la de vacas que hay en Europa- ha sido elegida la mejor frisona del continente.

Ya digo que no parecían ser unas jornadas normales cuando, en otro orden de cosas, supimos que el Estado se compromete a devolver antes de mayo a la Policía Foral las competencias de tráfico que retiró en 1962. En lógica, la asunción de esta transferencia ha provocado la alegría de muchas formaciones políticas y del propio Cuerpo autonómico, el temor por su futuro de algunos guardias civiles y el grito en el cielo de la de siempre, quien habla de claudicaciones en lo que es un logro reiteradamente demandado por todos los gobiernos que Navarra ha tenido.

Sólo faltan unas horas para cerrar esta semana de asombros y mi último deseo es que los oportunistas que hoy se han citado en Altsasu vuelvan a sus casas sin lograr cualesquiera que sean sus verdaderos propósitos al acudir a esta localidad. Por unos días, hemos tenido suficientes sobresaltos.